jueves, 21 de julio de 2011

Primeriza

Con 37 años fui mamá por primera vez. Es una experiencia INOLVIDABLE.
Me pregunto cómo hicieron tantas mujeres para parir sin peridural durante tantos siglos. Yo no pude.
Mi pimpollo nació a las 4 de la mañana un jueves, bastante rápido, con un trabajo de parto de seis horas más o menos.
Es la luz de mis ojos y, en estos momentos, la razón para seguir adelante.
Es un regalo de Dios.

Siempre quise tener una familia, pero familia para mi es papá, mamá, hijos. Y hoy, papá y mamá estamos enojados, distantes.

No me casé. Alguien me dijo "te ahorraste un divorcio". Me lo dijo con amor, así lo tomé.

Amo al papá de mi bebé, a quien bautizo Marcos.

Marcos logró lo que nunca antes un hombre había logrado de mi y no siento que lo haya valorado.
Tampoco siento que se haya comportado como el esteriotipo de hombre que tengo aprendido o como quiera que se diga: contenedor, protector, caballero.

Marcos no sé si me ama. No sé si me amó. Me sentí amada por momentos.
El embarazo fue un infierno, particularmente los últimos meses. Peleas constantes que continuaron en el puerperio prácticamente todos los días. Y una vez que nació mi bebé, Marcos hizo algo de lo que es muy difìcil volver. No me animo siquiera a escribirlo.

¿Cómo seguir después de una cosa así?

Sin embargo, sigo amándolo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario